Marcela González: Diseño e innovación


Transformación del Diseño hacia la innovación
“Hacer diseño es innovación”. Creía que ya lo sabía y que lo entendía a la perfección; y aún así me sentía atrapada en la idea que yo no servía para el diseño industrial.
Cómo se supone que lo entendería si seguía pensando en el diseño, en gran parte, como un producto exclusivo, estético, detallado, de moda o de algún diseñador famoso; tal y como los medios se han encargado de proyectarlo.
El diseño como disciplina se está transformando; la profesión está evolucionando y madurando; y nosotros como diseñadores debemos ver todas las nuevas alternativas para el diseño y actuar.
Así como en el siglo XIX la Revolución Industrial transformó las profesiones de ese entonces. La tecnología fue vista por unos como amenaza y como oportunidad por otros, sin embargo, aquellos que protestaron en contra realmente fue por preocupación de perder sus empleos, pues las máquinas los estaban reemplazando; y así fue, la gente perdió su trabajo y la tecnología se impuso.
Lo mismo está sucediendo con el diseño a nivel mundial, la práctica cambia y evoluciona;  y aquellos que se resistan al cambio se verán en serios problemas. En esta transformación intervienen varios factores:
1.    La sobreoferta de diseñadores y cómo se está tomando la educación como negocio. Los diseñadores debemos ser entonces multidisciplinarios, no enfocarse sólo en crear productos; pensar a un nivel más estratégico.

2.    El objeto de diseño. Las divisiones que se hicieron del diseño (industrial, gráfico, textil, arquitectónico) son cada vez menos relevantes.

El mercado rige tendencias, y lo que pide es “gente capaz de resolver problemas creativa y analíticamente; gente observadora y con buena comunicación de ideas”. Los diseñadores tenemos estas cualidades, pero muchas veces no lo sabemos.

3.    Menos forma, más estrategia. Un diseñador, además de encargarse de temas tan obvios como lo son la estética, funcionalidad y ergonomía; debe poder realizar actividades como detectar necesidades, definir un mercado, encontrar oportunidades de innovación, conceptuar alguna categoría de producto, asesorar, coordinar y administrar un equipo de trabajo, diseñar procesos, detectar tendencia. Estas actividades también son diseño.

4.    El diseñador anónimo. Entender que el verdadero impacto económico del diseño está en el diseño anónimo, producto de un equipo multidisciplinario y eficiente, resolviendo necesidades reales.

5.    Multidisciplinariedad. Esto implica diseños más complejos, colaboración y conocimiento de diversas disciplinas.
Por fortuna, nos estamos dando cuenta de este gran cambio y podemos actuar.
Por fortuna, tuve la oportunidad de leer esta lectura y recapacitar sobre la parte estratégica del diseño; alternativas como la “Gestión del diseño” y la “Planeación estratégica de diseño” donde la teoría, métodos y creatividad del diseño se aplican en el mundo empresarial.
Ahora me doy cuenta que para lograr innovar, el diseñador debe complementarse con otras áreas de conocimiento tales como ciencias sociales, administración y estrategia; logrando un valor superior y más adecuado para las necesidades actuales de la empresa que desaparece bajo la presión de la globalización.
Diseñar es innovar, y pocos diseñadores lo hacen; pues no es sólo cuestión de aplicar creatividad, se debe conocer el proceso de desarrollo de productos fuera de la especialización del diseño; ampliar nuestro campo de acción.
Tenemos alternativas para el diseño que explorar, debemos aprovecharlo; ser críticos, analíticos, observadores, creativos, propositivos, empáticos, arriesgados.
Tomaré en serio la frase “nunca hubo un mejor momento para ser diseñador como lo es hoy en día”; cambiaré mi perspectiva y transformaré mi pensamiento para innovar estratégicamente, para ser una diseñadora.

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